BALADA DEL LEPROSO
Fuese propinando palizas,
negando repetirme hasta la miseria.
Fuese querer lo que abomino,
triste animal de las nieves.
Fuese la luz sin ondas
en desfase de palabras,
superfluos corazones,
brazos de psicoanálisis.
Fuese confundirte así, ridiculizando
nuestras mentes, sacralizando
nuestra mentira.
Fuese abolido el tiempo
añorando
las hojas de Fiebre que mascamos juntos.
Fuese callando bocas a besos,
porfiando manos simplemente.
Fuese asombrosa carcajada
aquello que muchachas nos trajeron
y una noche despachamos tan a gusto.
Fuese desdeñoso, tranquilo, venerable,
en mi ignorancia de borracho
y de multitud; la cobra
agridulce de mis ojos.
Fuese esta cárcel mi sudor
de palomas y penas infinitas,
abandono miserable a las tres de la mañana.
Moluscos desesperan su tránsito
en el parque de los parias,
blancos de la nada para nuestro todo,
a qué buscarnos el presente aún.
Aunque desciendan generales televisando
fatigosamente los muertos a los vivos
seguirán fusilando profetas, mas no profecías:
será la dueña del hombre. Una limosnita, por caridad.
© José María Herranz Contreras
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